M Andreina Malavé

Vacunar a migrantes: un derecho humano puesto en entredicho

En estos momentos sería cruel no tomar en cuenta el número de personas que se quedaron varadas, sin empleo, recursos o familia y están en un país que no es el de ellos...
martes, 9 de febrero de 2021 · 06:00

Se abre otra grieta que divide al mundo entero en dos. La razón, esta vez,  es si se debe o no tomar en cuenta a los inmigrantes para las jornadas de vacunación de cualquier país.

Cada vez son más los países que comienzan a accionar el plan de vacunación que tenían contemplado para sus ciudadanos y, por ende, a revelar detalles que han generado dos puntos de vistas totalmente contrarios con respecto a si se debe o no tomar en cuenta a los inmigrantes en el plan de vacunación contra el COVID-19 de cada país.

La Organización Internacional de Migrantes sostuvo que los migrantes en el mundo deben ser vacunados sin importar su estatus legal. Sin embargo, las redes sociales se han llenado de mensajes preocupantes (una vez más), donde muchos opinan que es un acto “injusto” vacunar a “indocumentados” o, peor aún, a “delincuentes” sin terminar de garantizar una vacuna para los ciudadanos.

Si bien es cierto que vivir en tu país de origen viene con bastantes beneficios, el acceso a la salud es un derecho humano, por lo que no se le puede aplicar filtros. Los migrantes son, probablemente, los últimos que se toman en cuenta y la vacunación contra el COVID-19 no ha sido la excepción.

Para el caso de la pandemia, desplazar a los migrantes podría costar caro. Expertos aseguran que sería un error pedir pruebas de residencia o ciudadanía a quienes quieran vacunarse sobre todo si se trata de migrantes, ya que un porcentaje de ellos se encuentra indocumentado, comparta el techo con un grupo considerable de personas o incluso no tengan algún tipo de prueba de residencia (facturas, por ejemplo).

El doctor Ranit Mishorim asesor médico principal de Médicos por los Derechos Humanos, dijo para CNN que estaba muy preocupado. “Si como país queremos lograr inmunidad colectiva, eso significa que los no ciudadanos que viven entre nosotros tienen que estar inmunizados”.

En estos momentos sería cruel no tomar en cuenta el número de personas que se quedaron varadas, sin empleo, recursos o familia y están en un país que no es el de ellos, probablemente pasándola mal, para que obtengan un beneficio que cualquier ser humano debería tener. Sería una locura no, por lo menos, hacer el intento de que se apliquen los mismos criterios que se aplican para los ciudadanos nacionales si estamos hablando de un derecho humano.

Es imposible que yo, como hispana (venezolana), no considere que el hecho de que un país considere no incluir a los migrantes dentro de sus jornadas de vacunación sea no solo un grave error, sino un acto despectivo y humillante para todo aquel que, por decisión u obligación, tuvo que mudarse a un país que no es el suyo. La pandemia nos golpeó duro a todos. Perdimos seres queridos, nos separamos de nuestros familiares, amigos y todos tenemos una historia fuerte que contar de esta crisis que ya va para un año. Lo que menos nos conviene a todos es desplazar a quienes probablemente necesiten más que nunca su apoyo  y siempre recordar que todos estamos pasando por la misma crisis.

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