M Andreina Malavé

La causa común de los disgustos en torno a la vacunación en Latinoamérica

Se generará una desconexión aún más profunda entre los políticos y los ciudadanos...
sábado, 20 de febrero de 2021 · 12:23

Comenzaron las jornadas de vacunación contra el COVID-19 en varios países de Latinoamérica y vinieron acompañadas de disgustos. Aunque en varios lugares del mundo, incluyendo los Estados Unidos, el descontento era por la lentitud  del proceso, hay un aspecto en común entre los países de América Latina. El disgusto va más allá de la “lentitud”.

Recientemente el presidente de Perú, Francisco Sagasti confirmó que 487 personas, entre ellas funcionarios públicos, entre los que destacan servidores públicos y altos cargos, se habrían aprovechado de su posición para ser vacunados contra el coronavirus.

Por otro lado, en México critican el plan de vacunación por supuestamente tener “tintes electorales” debido a que comenzaron a vacunar en las zonas más remotas del país en vez de hacerlo en las más pobladas y con mayor número de contagios.

En el caso de Venezuela, Nicolás Maduro anunció que el comienzo de la jornada de vacunación sería el 18 de febrero. Junto al anuncio, Maduro explicó que entre las primeras personas que recibirán las vacunas estaría no solo el personal sanitario del país, sino que también empezarían a vacunar a los diputados y “funcionarios públicos con mucha actividad de calle”.

De los países de Latinoamérica que han comenzado a vacunar a sus ciudadanos, la mayoría presentó un plan donde se le dio prioridad a las personas de alto riesgo, trabajadores de salud e incluso policía nacional y fuerzas armadas. El problema no está en la distribución de las vacunas entre estos grupos. El ruido comienza cuando se tiene la certeza de que no solo están politizando la solución a la crisis de salud más devastadora de estos tiempos, sino que los aliados políticos de los presidentes, y en el caso de Venezuela del régimen de Maduro, están aprovechándose de la situación.

Aunque todavía no se ha destapado esta olla de presión en otros países de Latinoamérica, sucederá en muchos más de los mencionados y se generará una desconexión aún más profunda entre los políticos y los ciudadanos. Las jornadas de vacunación, sobre todo en América Latina, van a dejar al descubierto las fallas de los gobiernos a quienes les importa más el bienestar de su relación con la cúpula que los apoya que dar un gran paso hacia el fin de los tiempos del COVID-19.

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