Alberto Elizalde Yulee

Un cuento futurista... Capitulo I

Hemos viajado al futuro y estamos en el año 2030…
miércoles, 16 de septiembre de 2020 · 06:30


He sobrevivido y cumplido más de 70, tengo el pelo blanco, sigo cocinando, diseñando y opinando, aunque me cuesta caminar. Mi nieto mayor está terminando la universidad, y, paisa como es, será al mismo tiempo Administrador, Arquitecto, Antropólogo, Chef y experto en Lego (que es la más rentable de todas), en una de esas nuevas carreras con nombre noruego. Mi nieta también está graduándose y preparándose para realizar un viaje inolvidable por África con tres amigas, en alguna misión ecológica y enloquecer a todos con su belleza e inteligencia natural. Viaja para perfeccionar el zulú.

Y, el país en el que yo vivía es otro. O el mismo, pero ha cambiado, ha crecido como mis nietos y madurado como yo.

Todo empezó por allá en el año 20, o tal vez cuatro años antes, en el 16, cuando a un político que había pasado por dos Vicepresidencias de manera casi anodina, que, si no fuera por un interés sincero en crear leyes que ayudaron a los olvidados minusválidos del país, poco hubiera tenido que legar (aunque años después seguidores suyos hicieran mal uso de esa ley), por esas cosas del destino y de astros alineados: al alfa de su manada, al caudillo mesiánico y providencial, al que pregonaba que no nada había antes de él, …, no le había quedado otro camino que nombrarlo como su representante para unas elecciones a las que iban desprestigiados por los escándalos de corrupción que recién eran sacados a la luz por los medios y justicia internacionales que no estaban amordazados e intimidados por el poder local.

Ganó el ungido, probablemente con algún empujón del Consejo Electoral de ese momento. Era una época en la que ética, moral, probidad, y legalidad, eran como papel higiénico usado.

El ungido no fue anodino y tuvo agenda propia. Lo primero que hizo fue renegar del falso mesías y buscar aliados donde los enemigos de su amigo, pero utilizando la misma maquinaria.

Era cuestión de supervivencia política, y física, pues para volver al poder, para que su Sucesor ascendiera a la Presidencia, él debía desparecer…

No lo hizo, y rápidamente, con la ayuda de la opinión ciudadana y la credibilidad que le daba el buen nombre de un buen hombre como era el Dr. Trujillo, pudo desmontar una parte de la enmarañada estructura autoritaria y mafiosa que había llevado a la degradación moral y económica del país. Consiguió encarcelar a su Sucesor, que no le quedó más remedio que aguantar el frío de los páramos tras las rejas y calentarse con un implante de cabello.

No sabemos si los cambios que había empezado se estancaron por falta de fuerza política o convicción, o porque el país estaba mucho más enfermo de corrupción que lo que parecía. Casi todos sus viejos amigos lo abandonaron, quedaron viejos saboteadores y tuvo que recurrir a nuevos jóvenes amigos. Novatos, casi tetos, muchachos que ya pasaban los 40 pero seguíamos viéndolos como de 25, y que les toco aprender sobre la marcha, prueba y error, como con todo en la vida.

Al final del 19 todo era caos e incertidumbre, el cambio de rumbo económico que se había intentado dos meses antes, en el Octubre de los mestizos indígenas, había caído estruendosamente llevándose casi toda la fuerza política del gobierno y fortaleciendo la ilusión del caudillo que regresa montado en las fantasías de su lengua para salvarlos.

El país estaba asqueado, se había convertido en un estado disfuncional, la corrupción llegaba a todas las esferas, públicas y privadas, en una sociedad degradada por el mal ejemplo de sus líderes, que lo habían dejado en soletas y no se ponían de acuerdo en nada, cada uno atrincherado en su ego y bolsillo.

El gobierno iba a la quiebra y al incumplimiento con sus acreedores. La experiencia de miseria y desamparo de los hijos de Bolívar y Flores estaba en el horizonte.

Pero, en el inolvidable año dos mil veinte, sucedieron fenómenos extraordinarios, un eclipse solar que no vimos por estar encerrados, nació el 8vo bisnieto de mi madre, y…

En ese 2020 llegó la Pandemia, el corona virus19, que nos paralizó e hizo sentir chiquitos, indefensos, prescindibles. Las ciudades se quedaron con calles vacías, mesas sin servir y perros deambulando. Todos casa adentro, mirando hacia el interior forzosamente.

Y fue mirándonos al espejo que probablemente empezamos a vernos y despertarnos como nación. Nos hizo reflexionar.

Sucedió algo que nunca antes había sucedido, los principales líderes políticos de sus tribus, se pusieron de acuerdo, bueno, en realidad sucedió en dos tiendas: la criolla silenciosa que solo anhelaba oportunidades para trabajar en paz y progresar, y la indígena-mestiza que anhelaba lo mismo.

La que se perdió fue la del ex mesías, quedaron deambulando como gitanos sin tierra porque nadie los quería cerca. Al líder de un partido que iba a durar mil años, lo habían condenado al destierro por confundir a Bolívar con Marx, y desfalcar la nación cuando gobernó. Nunca pudo recuperarse del ostracismo y el olvido en que había caído. Una década de bilis acumulada en el aburrido ático habían corroído su cuerpo y estaba desbordado, como todo en él.

Otros ocupaban su lugar sin mucho éxito, porque el daño que habían causado a lo que se denominaba “izquierda”, duraría más de una generación en recuperarse.

En ese 2020, se pusieron de acuerdo por primera vez el Cachorro, el Banquero y el Heredero, y luego Páez y Montúfar, que eran apellidos con ancestros históricos y no podían faltar.

Realizaron un referéndum que refrendó las transformaciones que querían realizar, y juntos lograron acuerdos importantes con los lideres de la otra tienda, la “lluqui” multicolor porque hablaban en quechua, una lengua que seguía siendo solo de ellos. Habían entendido que, para ganar, a veces había que perder. Llegaron a acuerdos para el manejo de la minería, que serían sustentables y reparadores con la naturaleza, estrictamente vigilados por miembros de su llacta y auditados por otros de Islandia que hablaban un idioma parecido.

Funcionó, los siguientes gobiernos pudieron gozar los beneficios de un nuevo boom regalado por algún dios complaciente.
El Banquero gobernó y cumplió su palabra, para cuando se fué, la mesa quedó servida…

El buen ejemplo obligó a los que vinieron después a no quedarse atrás. La ciudadanía aprendió que si podía exigir y cumplir. Habían aprendido a no creer en farsantes y falsos profetas. Y vino una nueva generación de políticos. El año pasado se eligió como Presidente a una mujer y nos llaman el Cóndor de América porque volamos más alto que los jaguares de antaño.

En el resto del mundo, algunos países cambiaron y otros no.

En Estados Unidos en el 20 finalmente reeligieron a Trump porque se inventó una vacuna que luego no funcionó y todavía están apagando los incendios que dejó. Ahora también eligieron a una mujer para Presidente.

En Argentina acaban de elegir al nieto del nieto de Perón (un viejo caudillo militar de mediados del siglo pasado) y han creado una nueva moneda que remplaza al peso, llamado Nuevo Peso Nuevo, pero a pesar de eso, sigue siendo una potencia con la mejor carne del mundo.

Brasil por fin es un gigante económico que además cuida la Amazonia, porque el planeta entendió que ese era un pulmón que no podía perder y ahora paga por cuidarlo. Aunque ya están terminado la carretera interoceánica que une Manaos con Manta…

Corea es un solo país después de la boda de la hermana de Kim Jong-un con el hijo del dueño de Samsung, y se ha convertido en el nuevo gigante económico de Asia... con poder nuclear.

Italia sigue siendo un país hermoso con comida deliciosa, están nombrando al 5to Primer Ministro en lo que va del año, y Ferrari por fin ganará la F1 después de 23 años.

En España se salvó el Rey porque entendieron que, si no, se volvían a matar entre ellos, y los escándalos de Papá no daban para tanto.

En Rusia un ochentero Putin acaba de ser reelegido con el 99% de votos en las más democráticas elecciones en 40 años, pero carece de poder, porque la nueva Nomenklatura es la que manda y esos oyen la misma música que los franceses y alemanes.

Israel firmo acuerdos diplomáticos y comerciales con Arabia Saudita y los demás países del Golfo, mientras los palestinos siguen la suerte de los apaches, cada vez con menos territorio. Para cuando acepten la paz, tendrán el tamaño de Mónaco.

Ahora, tengo que regresar al pasado y ver si lo que va a ocurrir en un universo paralelo o en el mío. Por lo pronto, es un alivio ver que no se han peleado en lo que va de la semana…

Ya volveré al futuro para contarles lo que no vi…

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