Las elecciones y el adolescente

Cada vez se acercan más las elecciones y ya mismo llega ese momento en que debemos decidir que creemos que va a ser lo mejor para nuestro país y a quién queremos como líder del mismo. Es un proceso muy difícil que definirá nuestro futuro para los próximos 4 años. Sin embargo los adultos están tan enfocados en su candidato preferido y sus propuestas, que no se ha dado atención alguna a todos los adolescentes que han cumplido entre 16 y 18 años y votan por primera vez.

Mientras esto no parezca un problema grande, ya que es algo por lo que todos tienen que pasar, no nos hemos dado cuenta de que es una decisión muy difícil para alguien tan joven. Hay algunas familias en donde la política es tema constante de conversación, pero existen otros casos en donde la política pasa poco por las bocas de los familiares. Esto no solo puede causar estrés al adolescente por no entender lo que pasa o saber por quién votar, sino que muchas veces termina votando por la misma persona que sus padres porque es lo más fácil y lo que les parece correcto.

Pero, ¿qué tan bueno puede llegar a ser esto? Al votar por la persona que votan nuestros padres por el simple hecho de que son  familiares, evita que los adolescentes generen su propia opinión sobre los candidatos. Se convierte en una persona dependiente que toma la opción más fácil.

Esto no solo afecta a la persona que vota, sino al país también. Los adolescentes tenemos una mentalidad completamente diferente a la que tienen nuestros padres, y probablemente tendremos opiniones opuestas.

El mundo está cambiando constantemente y tener a personas con una mentalidad más fresca ayuda a que nos aseguremos de aceptar ese cambio y usarlo de una manera positiva. Es por esto que el hecho de que un adolescente vote por el mismo candidato que sus padres no es la mejor idea. Se crea un ciclo donde se vota por aquel que no necesariamente ve las cosas como lo hacen los jóvenes, quienes al fin y al cabo son el futuro de la sociedad.

Entonces, ¿qué deberíamos hacer? La mejor opción es ayudar a que los jóvenes tomen sus propias decisiones. Todas las familias deberían enseñar a sus hijos sobre las elecciones y lo que eso significa para su país, la sociedad y cada persona como individuo. Sin embargo, hay que permitir que formen sus propias ideas ya que pueden tener una perspectiva nunca antes vista y abierta al cambio traído por los adolescentes mismos.