¿Nuevo escenario político en América Latina?

En estos días fuimos testigos a través de las cadenas internacionales de comunicación, del proceso de implementación de la fórmula de recambio electoral en USA. Indudablemente los ojos del mundo y en especial en América Latina, se situaron en el enorme país del norte y su complejo escenario de lucha por el poder.

Para el Ecuador en especial la situación de disputa electoral llevada entre el candidato republicano Donald Trump y el representante demócrata Joe Biden a las puertas de su escenario electoral, es gravitante por el nivel de influencia de la política económica y comercial que mantenemos con esa potencia mundial.

América Latina se encuentra en un complejo proceso de transición, la recuperación de espacios por parte de fuerzas políticas de orientación progresista ha sido la tónica de esta coyuntura internacional, los triunfos presidenciales en Argentina y Bolivia así lo ratifican, como también el triunfo abrumador por una nueva constitución en Chile. Se aproximan los procesos electorales de Venezuela en diciembre de este año y en Ecuador en febrero 2021 y las proyecciones se ven favorables al campo progresista y democrático.

En este contexto es necesario revisar brevemente que sucede en el país del norte luego de superar el proceso electoral y resultar ganador el candidato demócrata, en una de las elecciones más reñidas y conflictivas de su historia.

El presidente electo Joe Biden planea firmar rápidamente una serie de decretos presidenciales ni bien asuma su cargo, el 20 de enero de 2021, para proyectar desde un primer momento que la política de su país ha dado un giro y que su mandato tendrá prioridades radicalmente distintas a las de su predecesor.

Según miembros de su equipo de campaña y por compromisos asumidos en los últimos meses, Biden revertirá el retiro de Estados Unidos del Acuerdo de París 2015 sobre cambio climático y de la Organización Mundial de la Salud, dos decisiones tomadas por Trump. También dejará sin efecto la prohibición de ingreso a Estados Unidos de viajeros provenientes de países de mayoría musulmana, y reinstalará el programa "soñadores", que permite quienes ingresaron ilegalmente a Estados Unidos cuando eran niños puedan quedarse en el país.

Biden planea crear un grupo de trabajo sobre el coronavirus, un reconocimiento explícito de que la pandemia global es el problema primordial que deberá enfrentar su gobierno. Las declaraciones de Biden apuntan a fortalecer el rol del estado como el responsable de la salud de sus conciudadanos y ofrece proporcionar un programa masivo de vacunación gratuita para defenderse del COVID 19, resultando así un viraje completo a la orientación mercantilista de su derrotado predecesor. América Latina aguarda que este instrumento de política pública pueda irradiarse hacia sus empobrecidas economías en este periodo de pandemia.

Los colaboradores más cercanos de Biden reconocen que el flamante presidente tal vez tenga que informarse más de lo que habría querido sobre sus facultades para dictar decretos del Poder Ejecutivo, herramientas que le permitirían reorientar ciertas regulaciones y dependencias del gobierno y adoptar una postura diferente en el escenario internacional.

Pero la aprobación de leyes importantes en el Congreso puede convertirse en un problema. Aunque los demócratas conservarán una ajustada mayoría en la Cámara Baja, la configuración definitiva del Senado todavía está por verse: recién se decidirá el 5 de enero en dos elecciones de desempate en Georgia. Los demócratas tendrían que ganar ambas contiendas para tener el control efectivo del Senado, con el voto de desempate de la vicepresidenta Kamala D. Harris, mientras que ganando al menos una de esas elecciones, los republicanos retendrían una pequeña ventaja.