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Júpiter y la Luna nos han dado tantos beneficios para coexistir.

La humanidad debe estar agradecida por la influencia de estos dos astros ya que por ello  la vida existe.

En un espectáculo maravilloso, Júpiter se mostrará muy cerca de la Luna. En un espectáculo maravilloso, Júpiter se mostrará muy cerca de la Luna.
En un espectáculo maravilloso, Júpiter se mostrará muy cerca de la Luna. En un espectáculo maravilloso, Júpiter se mostrará muy cerca de la Luna.

abemos de la existencia de agua helada en la Luna y en Europa y Encélado, lunas de Júpiter y Saturno, respectivamente, o en cometas como 67P/Churyamov-Gerasimenko. El problema sobre el origen del agua en la Tierra es que los modelos de formación de planetas rocosos establecen que estos aparecieron en una zona del Sistema Solar, cerca del astro rey, donde la temperatura era bastante alta como para no permitir la formación de atmósferas primarias, donde el agua no podía subsistir nada más que en estado gaseoso y lo normal es que escapase de la acción gravitatoria de cada planeta. Es decir, el ambiente en el que se creó el Sol y la Tierra era bastante seco, a pesar de que el agua es uno de los compuestos más abundantes en las zonas de formación de estrellas. La paradoja también afecta al carbono, la otra base de la vida en la Tierra, que es el cuarto elemento más abundante en el universo después del hidrógeno, helio y oxígeno y el segundo elemento más abundante en masa en nuestro cuerpo .

Pero, sin embargo, el carbono es 10 veces menos abundante en la Tierra que en el universo en general. Eso significa que debieron formarse en zonas bastante alejadas del Sol, más allá del cinturón de asteroides entre Marte y Júpiter, más allá de lo que se conoce como la línea de congelación, donde las temperaturas ya eran bastante más bajas y permitían la formación de hielos de agua, metano o amoniaco en el Sistema Solar primigenio. Esta es una de las razones por las que se considera que el agua de la Tierra pudo llegar por un bombardeo de este tipo de meteoritos en un periodo en el que la Tierra ya se había enfriado considerablemente desde su formación. Estas evidencias se basan en el estudio de determinados minerales como el zircón, que resisten bastante bien los cambios geológicos y la acción atmosférica, por lo que nos dan información sobre los orígenes y no tanto sobre la evolución del agua en la Tierra.

El estudio de las abundancias isotópicas del agua presente en condritas carbonáceas, al menos en algunas de ellas, que son tan antiguas como el propio Sistema Solar, arroja resultados muy similares al del agua de la Tierra. En concreto, se suele utilizar la cantidad de deuterio frente al protio, y esta es bastante parecida para condritas provenientes de las inmediaciones de Júpiter, algunas arrancadas del asteroide Vesta . En el caso de Júpiter, su influencia en el asunto vendría de su intensa acción gravitatoria en el Sistema Solar, que perturba órbitas de multitud de asteroides. En algún momento de la historia del Sistema Solar algunos modelos evolutivos establecen que Júpiter pudo no tener la misma órbita que tiene hoy en día, pudo estar más cerca del Sol para luego migrar hacia su posición actual.

Esta excursión de Júpiter habría provocado un barrido de objetos a lo largo de su trayectoria, que podrían haber sido lanzados masivamente hacia órbitas más internas cerca del Sol, y llegar así a la Tierra.

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