Josué era un infante de 11 años que, para auxiliar en su hogar pobre, se acercó a solicitar ayuda a la parroquia de su distrito Patarrá, al sur de la ciudad más importante de uno de los pocos territorios de occidente que todavía tiene religión oficial católica en su Constitución Política.
Costa Rica. Era 2003 y el sacerdote se nombraba Mauricio Víquez Lizano, un nombre más que conocido en el territorio pues solía dialogar en nombre de el santuario. La condena judicial arribó 19 años más tarde, este miércoles, una vez que un tribunal penal dictó la condena de 20 años de penitenciaría contra Víquez Lizano
El fué quien no ha podido huír de la justicia pese a su intento de seguir estando escondido en México. La víctima del caso tiene ahora 30 años y tomó la decisión de salir del anonimato para el instante de la sentencia.
Los obispos permanecen más ocupados en el juicio civil que confronta el arzobispo de San José, José Rafael Quirós, por haber guardado las denuncias internas contra Víquez por años, conforme con la demanda de Anthony Venegas, Michael Rodríguez y Carlos Muñoz, que reclaman a el templo por defender al sacerdote por consiguiente tiempo hasta hacer prescribir las razones penales por los abusos que comentan que padecieron una vez que eran monaguillos en esos años en la parroquia de “Hoy se condenó a 20 años de penitenciaría al cura que nos abusó y esta foto significa tanto, somos un conjunto de víctimas y sobrevivientes, juntos logramos cambiar leyes, inspirar sanación, y acercarnos a Dios.