Alberto Elizalde Yulee

Campaña política con psicología inversa...

Las estrategias de los correistas se les revierten ahora en su propia contra...
domingo, 21 de marzo de 2021 · 07:00

Podría aplicarse en este caso a lo que está sucediendo con la campaña de Guillermo Lasso, en la que sus mejores promotores y estrategas están resultando los correistas, de chiripazo, pero parece que al fin se le están alineando los astros... o empezando a hacer las cosas bien en campaña. 

Hasta hace 25 días muchos dudaban sobre sus reales posibilidades de ganar las elecciones a los populistas, opacado por el éxito electoral de Carlos “Yacú” Pérez y el sorpresivo Hervas. 

Parecía que todo estaba jugado, con los indígenas furibundos reclamando un fraude trumpista, la ID haciéndose la sorda y el joven Andrés adelante prometiendo el oro y el moro, el horror venezolano parecía inevitable. 

Pero, eso fue hace 25 días. Todo puede pasar en política y lo que antes fué ya no es, porque lo que importa son las percepciones, y en ese mundo de imágenes e idearios, el banquero ha migrado de “verdugo” a “victima”, en parte por sus acertadas decisiones y en parte por las desacertadas de sus oponentes. 

Fue una buena decisión aceptar reunirse con Yacú frente a frente, escuchar pacientemente sus demandas y aguantar sus groserías en medio del cargamontón. 

A partir de entonces, todo les funciona a sus adversarios en la campaña como con psicología inversa, es decir, proponer algo para obtener el resultado contrario. Todo les sale al revés. 

El reclamo airado, amenazante y a veces disléxico de los indígenas de Pérez Guatambel al Consejo Nacional Electoral alegando un fraude con poco respaldo documental y legal, solo ha conseguido que muchos de sus seguidores no-indígenas rechacen esa postura y hayan visto el otro rostro del ecologista, el del mestizo resentido dispuesto a todo con tal de escupir la mano del criollo blanqueado, el del violento. 

Las estrategias de los correistas se les revierten ahora en su propia contra. Si Xavier Lasso es el encargado de esparcir estiércol y sale a declarar en contra de su hermano, cientos de memes y tiktoks le recuerdan lo que dijo hace 8 años liberándolo del mal llamado “feriado bancario” (gracias al cual estamos dolarizados), calificándolo de Caín, mal hermano, traumado, peor que Fabricio, el del ex belga odiador. 

Si el Odiador vocifera desde México amenazas de revancha y venganza contra todos los que no estuvieron con él, morenistas y periodistas incluidos, ya no consigue que le hagan caso, sino que lo manda a callar el Joven, con lo que han conseguido lo inimaginable, callarlo. 

Pero ese silencio se siente y el ruido arauzista ha bajado. Desde hace 25 días casi nadie habla de él y eso no es bueno en campaña. 

Ahora las noticias se centran en Guillermo, igual de insulsas y superficiales que antes, pero más efectivas, más frescas y menos acartonadas, y no importa si se trata de colorinches al vestirse o promesas de vacunas inciertas. De quien se habla ahora es de él. Y eso, es lo que gana preferencias.

Y elecciones...

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