Christian Valencia C.

Pandemia, tecnología y la nueva diplomacia

La pandemia ha provocado que los códigos de la diplomacia convencional deban ser súbitamente modificados a raíz de una peligrosa espiral de tensiones políticas y de potenciales conflictos armados.
miércoles, 12 de agosto de 2020 · 06:30

La pandemia del Covid-19 es sin duda una amenaza no convencional que ha sumido al mundo en una crisis humanitaria y económica sin precedentes, al tiempo que está transformando el comportamiento de las sociedades tal como se lo concibe actualmente.

En este escenario, la seguridad, la gestión de la salud pública y el desarrollo acelerado de las tecnologías son nuevos elementos configuradores de las “percepciones uniformes” que decía Kissinger, dentro de las teorías de las relaciones internacionales. Por lo tanto, es necesario un comportamiento interno e internacional ético para la protección internacional de los derechos humanos, y para ello, se requiere de una transformación del agente diplomático considerando que las redes sociales generan nuevas oportunidades para la participación de diversos actores que no son Estados.  Este mundo digital ha logrado “des intermediar” los procesos de comunicación y de acceso a la información, y, asimismo, ha proporcionado nuevos problemas de seguridad y de confidencialidad lo cual ha complicado las fuentes de legitimación, de participación, de comunicación, por ello, es necesario pensar en la diplomacia en red o “e-diplomacy”.

Así, parece oportuno formular una estrategia que incluya el entorno digital entre cada una de las acciones de la diplomacia pues hay que acceder y dar espacio a la gestión del conocimiento, al mejoramiento de los canales de comunicación, a la promoción de la diplomacia pública, y al mismo tiempo, reducir los riesgos de la seguridad, de la libertad de expresión y la propia gobernanza de las redes sociales.

La pandemia ha provocado que los códigos de la diplomacia convencional deban ser súbitamente modificados a raíz de una peligrosa espiral de tensiones políticas y de potenciales conflictos armados. Hemos sido testigos de la política de aislamiento de la población lo que provocó un sacudón en la estructura funcional de la diplomacia de la solidaridad y, por lo tanto, en el espíritu de la cooperación internacional. 

Si bien los dilemas globales de privacidad y seguridad han entrado inmediatamente en análisis al hacer uso de esta nueva modalidad, el internet, ha permitido continuar con la interacción entre los agentes de las relaciones y negocios internacionales consolida rápidamente como el más importante aliado para generar vínculos en red.

Nos encontramos ante una nueva normalidad diplomática, pero con implicaciones sistémicas ya que sin duda la pandemia obligará a una reingeniería de la formación y de la gestión de los diplomáticos en sus vertientes tanto bilateral como multilateral. En todo caso, la digitalización de la diplomacia no es un fin en sí mismo, sino un proceso que acompaña y que debe servir a los objetivos y prioridades de la política exterior.

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