Clemente Orellana Sáenz

Una campaña amorfa

Con 16 o 17 candidatos a la presidencia de la República, algo inédito, folklórico de nuestra democracia, con serios problemas en el funcionamiento...
lunes, 28 de diciembre de 2020 · 06:00

Entendiéndose como tal sin estructura y rasgos definidos, no hemos sentido los ecuatorianos, la pasión de otras campañas, en donde los candidatos a la presidencia no tenían miedo, a decir y expresar sus pensamientos, sus argumentos, su manera de ser, su ideología o tendencias, con una participación masiva de partidarios, que le ponían color y sabor a los desplazamientos por los diferentes rincones de la Patria. Con las medidas adoptadas por el Consejo Nacional Electoral (CNE), se limitan por completo las concentraciones masivas, quedando en caravanas y caminatas de un determinado número de autos y de personas, habida cuenta nos encontramos en pandemia del Sars-Cov-2, con una nueva mutación la semana pasada y otra más, la segunda encontrada en  el Reino Unido, que tienen de rodillas a las economías del mundo y a los sistemas sanitarios públicos y privados, con una población cansada de hacer confinamiento, que no acepta las medidas de ésta, en el marco de una severa e inédita pandemia. La población mundial está en 7.700 millones, la población Latinoamericana en 625 millones; la mortalidad por Covid-19 en el mundo es de 1’ 679.764 vs. Latinoamérica con 479.980, tenemos el 28.5 % de todos los muertos. Existen diagnosticados de Covid-19  74.260.137 vs. Latinoamérica con 14.436.205 esto es el 19.4% de todos los diagnósticos. En el Ecuador tenemos 806 muertos por millón, 13.942 fallecidos,205.003 contagiados, estos son datos del 18 de diciembre de 2020, enviados por Iván  Darío Sierra Ariza, que cambian día a día, con incrementos en las diferentes regiones.

Yo tenía nueve años cuando José María Velasco Ibarra el “loco” daba un discurso encendido en Riobamba en la campaña de 1960,con un verbo y oratoria, que parecía estábamos en el “libro leído” y la masa popular enceguecida de pasión, entraba en la vorágine del líder que levantaba pasiones encendidas en contra o  a favor del candidato, que ofrecía todo, en el más grande populismo y sistema clientelar de la época, subía al poder y era derrocado en poco tiempo, en un círculo vicioso perverso que limitó la democracia del país. Ahora en la actual campaña para elegir presidente, vicepresidente y asambleístas, se vive una apatía, un quemeimportismo completo, si el voto no fuera obligatorio y la papeleta imprescindible para todo, habría un ausentismo importante, que se va a dar por la pandemia de Covid-19;existen una mayoría de candidatos sin preparación política, sin cultura, sin capacidad de expresarse, sin proyectos o planes de lo que quieren hacer si llegan a captar las posiciones de pequeños poderes que obtendrían, que realmente da tristeza, de quienes van a dirigir los destinos en los próximos años.

Con 16 o 17 candidatos a la presidencia de la República, algo inédito, folklórico de nuestra democracia, con serios problemas en el funcionamiento del Concejo Nacional Electoral y en el Tribunal de los Contencioso Electoral, en el cual se creó una “pugna” de poderes, un impase permanente de conceptos, sobre determinadas acciones tomadas por los unos y los otros, en relación a la tardía candidatura de Álvaro Noboa, hasta elevar a consulta a la Corte Nacional de Justicia, para que asuma el papel de dirimente sin tener las funciones de apelación, del CNE y por supuesto declaro que no es competente y que dialoguen entre los miembros de ambas instituciones por el bien de la democracia, a fin de no cambiar las fechas de las elecciones y que se cumpla el cronograma trazado en paz y armonía. Nadie puede confiar en las encuestas realizadas y no podemos aproximarnos a que dupleta será la ganadora, es todavía impredecible el triunfo de dos o tres candidatos que tienen el favor de la población, porque el resto no tienen la más mínima posibilidad de nada, excepto un vibrante “saludo a la bandera”.

Es urgente refundar a los partidos políticos, como únicas estructuras válidas, para formar nuevos cuadros de jóvenes dirigentes y consolidar una auténtica democracia, basada en ideologías y principios, que impidan los folklóricos camisetazos y permitan la planificación científica de un desarrollo sostenido, que sirva al hombre y no al capitalismo salvaje y brutal. Esperemos que en el nuevo período de gobierno, se tomen las medidas correctivas necesarias, para evitar actos de corrupción marcada, se cumplan las ofertas y en definitiva entremos en la abundancia equitativa y justa, sistema añorada por la ciudadanía, de nuestro bello y querido país, para bien de todos los que hacemos ésta pequeña, pero gran Nación

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