Clemente Orellana Sáenz

Nuestra frágil democracia

Candidatos que bailan y cantan en tarimas acompañados por conjuntos de tecno cumbias, que cambian de atuendo según lo amerite la ocasión y el público al que visitan y aceptan cualquier tipo de comida popular...
lunes, 12 de octubre de 2020 · 06:35

La inestabilidad política, social, económica, la inseguridad, la delincuencia, los escándalos de enorme corrupción por parte de la llamada “partidocracia”, condujo al deporte de “botar” a los gobiernos de turno elegidos a su debido tiempo por el “pueblo soberano” desde el año de 1979 en que se supone iniciamos un período de democracia; empieza con un conato de “golpe de Estado” en contra del presidente León Febres Cordero (presidente constitucional,10 de ago.1984-10 ago.1988) por parte de su antiguo compadre el general Frank Vargas, que fue abortado. Después el “pueblo” le sacó literalmente a Abdalá Bucaram Ortiz (presidente constitucional,10 ago.1996-6 feb.1997),un individuo “chabacano” que no duró más de seis meses en el poder; le siguió Jamil Mahuad Witt (presidente constitucional,10 ago.1998-21 ene.2000) también de origen libanés como el primero; posteriormente fue expulsado el coronel Lucio Gutiérrez Borbúa (presidente constitucional,15 ene.2003-20 abr.2004); en todos los casos asumieron los vicepresidentes, excepto la vicepresidente Rosalía Arteaga (vicepresidenta de la República, encargada del poder,9-11 feb.1997) que en forma inconstitucional fue reemplazada por el Dr. Fabián Alarcón Rivera(presidente constitucional interino,6 feb.1997-10 ago.1998), por la designación de la cúpula de las FF.AA. una clara aplicación del “machismo” latinoamericano, su gobierno duró algo menos de tres días.

En todos los derrocamientos las FF.AA. tuvieron un rol de vital importancia, fueron los árbitros de tales golpes de Estado; los garantes de la “democracia”; las partes dirimentes, quienes con las palabras mágicas de “le hemos retirado la confianza” los presidentes constitucionales tenían que retirarse del poder, de tal suerte que la libertad de los ecuatorianos, desde la fundación de la República ha dependido en forma total de la decisión de las FF.AA. El mundo entero se admira como los quiteños deponen a sus mandatarios elegidos en forma soberana, sin derramar una gota de sangre, siempre con la ayuda final de los militares. En este estado de inestabilidad total, desinstitucionalidad del país, falta de fe, de confianza, fracaso de la “democracia formal” con una emigración enorme, con la fuga de tres millones de ecuatorianos que se trasladaron a España y EE.UU. en busca de mejor suerte, especialmente después del asalto a los usuarios y ahorristas de los bancos, de una parte de los banqueros, que quebraron en la peor crisis de 1999;aparece en el escenario político un “out sider” desconocido en el país, el economista Rafael Correa Delgado, que tuvo diez años de mandato e ingentes recursos económicos, con el precio del barril del petróleo a 100 dólares, que terminó sentenciado a ocho años de prisión en el juicio de la historia denominado “arroz verde” al inicio y después “Caso Sobornos del 2012 al 2016” una vergüenza nacional y duro golpe a la democracia, una caída de la cima del poder al estado de “prófugo” de la justicia, de tener todo a perder hasta la camiseta de su partido “Alianza País”.   

“Candidatos que bailan y cantan en tarimas acompañados por conjuntos de tecno cumbias, que cambian de atuendo según lo amerite la ocasión y el público al que visitan y aceptan cualquier tipo de comida popular para mimetizarse con las costumbres del pueblo es el escenario familiar para nosotros los ecuatorianos, al punto de pensarlo como el principal canal de comunicación entre los candidatos y el electorado. Sin embargo, esta práctica de proselitismo político no siempre existió. Fue instaurada por Velasco Ibarra, la figura que encarna el populismo ecuatoriano, caracterizado por utilizar un lenguaje ilegible para las masas, pero fue el primero en recorrer cada rincón del ecuador y mantener un contacto directo con las capas humildes”. (Orellana A,2006) Con la pandemia del Sars-Cov-2, productora del Covid-19, debe cambiar el método de hacer proselitismo, aunque se observan aglomeraciones, gentes sin mascarilla, abrazos y expresiones de solidaridad con los candidatos, sin importarles la pandemia que sigue todavía en el Ecuador.

Con esto resumimos la historia de la mayoría de países en América Latina, con sus peculiaridades específicas de cada uno, pero con un denominador común, la “ignorancia” de nuestros pueblos, la falta de educación, del conocimiento de nuestros derechos y libertades, que nos ha hecho esclavos de ideologías extrañas, de largos períodos de tiranía, de atraso, explotación y hambre. Lo primero que debemos lograr es educar a las masas desposeídas, para lograr un pueblo con cultura política que no sea engañado tan fácilmente por los caudillos populistas. ¿Cuándo lograremos un sistema social latinoamericano justo y equitativo? Se nos vienen unos años duros, difíciles, sin liquidez, se pretende retirar la devolución del IVA a los que somos de la tercera edad, medida perversa en contra de los jubilados; el nuevo presidente, sea quien sea, ya tiene una herencia del que se va, las imposiciones del Fondo Monetario, que deben ser cumplidas, porque de lo contrario deja de venir el dinero del último préstamo de 6.500 millones de  dólares y podríamos estar amenazados de una convulsión social igual o peor de la de octubre del 2019, cuando el presidente Lenin Moreno anunció la eliminación de subsidios a diésel y gasolina extra con el decreto 883; levantamientos con nefastas y desconocidas consecuencias…

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